En la industria de transformación de semillas oleaginosas, especialmente en plantas pequeñas y medianas, la eficiencia del proceso de extracción de aceite de soja es un factor clave para la rentabilidad. La tecnología de prensado mecánico no solo influye directamente en la calidad del aceite, sino también en el valor nutricional de la torta residual —que contiene hasta un 45–52% de proteína bruta—. Este artículo analiza cómo ajustar parámetros técnicos como presión, temperatura y humedad del grano puede maximizar tanto el rendimiento de extracción como la calidad del producto final.
La prensa mecánica es ideal para operaciones con capacidad menor a 10 toneladas por día. A diferencia del solvente (como el hexano), no requiere equipos complejos ni tiene riesgos ambientales significativos. Según estudios del Instituto Nacional de Tecnología Agroalimentaria (INTA), una planta bien optimizada puede alcanzar entre un 87% y un 92% de extracción de aceite, comparado con el 82–85% de métodos menos controlados.
| Parámetro | Rango óptimo | Impacto en la calidad |
|---|---|---|
| Temperatura del grano antes de prensar | 65–75°C | Mejora fluidez del aceite sin degradar proteínas |
| Presión de prensado | 120–150 kg/cm² | Incrementa el rendimiento del aceite + reduce residuos sólidos |
| Humedad del grano | 8–10% | Evita desgaste excesivo de los tornillos y mejora adherencia |
Una empresa de procesamiento en Argentina reportó una mejora del 12% en la recuperación de proteína en la torta tras implementar estos parámetros. "Antes usábamos prensas antiguas con control manual. Ahora, con sensores de temperatura y monitoreo digital, hemos reducido el desperdicio y aumentado la calidad del producto", comenta Martín López, ingeniero de producción en la planta de Córdoba.
El primer paso es asegurar una limpieza adecuada del grano: eliminar impurezas mejora el flujo y reduce el desgaste. Luego, la tostación controlada debe ser lo suficientemente corta como para evitar la pérdida de aminoácidos esenciales, pero larga lo suficiente para facilitar la extracción. En muchos casos, el error más común es usar temperaturas superiores a 80°C, lo cual afecta negativamente la digestibilidad de la proteína.
Además, la frecuencia de mantenimiento es crítica. Las piezas móviles deben revisarse cada 200 horas de operación. Una buena práctica es registrar datos diarios de presión, temperatura y peso de la torta —esto permite detectar tendencias antes de que aparezcan problemas mayores.
La inversión inicial en instrumentos de control no es alta —una sonda de temperatura y un sistema básico de registro cuesta entre $500 y $1,200 USD—, pero el retorno se ve en mejoras continuas del producto y reducción de pérdidas. En mercados como México o Colombia, donde hay creciente demanda de proteína vegetal de alta calidad, esta diferencia puede marcar la diferencia entre ganar o perder clientes.
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