En el sector de los aceites vegetales, la estabilidad y la durabilidad son factores clave que determinan la competitividad internacional. Un caso reciente de una fábrica exportadora de aceite de soja demuestra cómo una optimización técnica integral puede aumentar la vida útil del producto en hasta seis meses sin afectar su sabor ni su apariencia. Este avance no solo mejora la logística de transporte, sino también la confianza del cliente final.
El proceso comienza con la pretratamiento de la materia prima cruda (aceite de soja extraído en frío), donde se eliminan impurezas sólidas y agua mediante centrifugación y deshidratación. En esta etapa, se logró reducir el contenido de ácidos grasos libres de un promedio inicial de 3.2% a menos de 0.5%, lo cual es fundamental para evitar la formación de sabores rancios durante el almacenamiento.
Posteriormente, se aplicó un sistema de refinado continuo con control automático de temperatura y pH. Las pruebas mostraron que mantener el nivel de acidez por debajo del 0.3% durante todo el proceso reduce significativamente la oxidación lipídica. Además, el uso de carbón activado en la etapa de decoloración permitió bajar el índice de color (ASTM) de 120 a 45 unidades, mejorando visiblemente la claridad del producto final.
La planta evaluó tres configuraciones distintas. El sistema batch presentaba inconsistencias en la uniformidad del producto, mientras que el semicontinuo tenía tiempos muertos innecesarios. Sin embargo, al implementar un sistema completamente continuo con sensores en línea de peróxidos (POV) y análisis de espectroscopía NIR, se logró una variación menor al 2% en el punto de humo y una estabilidad oxidativa (Rancimat) de más de 18 horas —un aumento del 35% respecto a la producción anterior.
Estos datos fueron validados durante 12 meses de prueba en condiciones de almacenamiento real (25°C, 60% HR), donde el aceite optimizado mantuvo sus propiedades sensoriales y químicas intactas, mientras que el control original comenzó a mostrar signos de deterioro después de solo 12 meses.
La integración de automatización industrial y monitoreo en tiempo real fue crucial. Equipos como analizadores automáticos de peróxidos y sistemas de gestión de procesos (MES) permitieron ajustes instantáneos, minimizando errores humanos y garantizando consistencia en cada lote. Esto no solo eleva la calidad, sino que también facilita el cumplimiento de normativas internacionales como la ISO 22000 o la FDA CFR 21 Part 172.
Los resultados han sido notados por compradores en Europa, América Latina y Medio Oriente, quienes valoran especialmente la capacidad de mantener el aceite fresco incluso tras largos viajes marítimos. La empresa reportó un incremento del 40% en pedidos repetidos de clientes existentes en los primeros seis meses posteriores a la implementación del nuevo sistema.
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